Saquarema fue “descubierta” por el mundo en los años 70, cuando los surfistas de la capital del estado de Río de Janeiro descubrieron el interior en busca de las mejores olas. El lugar, en aquella época, era un pueblo de pescadores de difícil acceso. Ricardo Bocão, Daniel Friedman, Pepê Lopes y otros nombres fuertes de la escena del surf acamparon allí durante días.

La mística del lugar se hacía popular. Itaúna con izquierdas largas, con una presión de agua diferente a la de los lugares más conocidos del país hasta entonces.

Con la ola hippie de los años 70, el descubrimiento de un lugar con altas olas y la inspiración en el festival de música de Woodstock, el festival “Som, Surf & Sol” tuvo lugar en la playa de Itaúna en 1976. Hubo tres días de conciertos con Rita Lee, Raúl Seixas y otros artistas, y un campeonato de surf (Saquarema Surf Festival), que se celebró paralelamente a la música.

Este ambiente en torno a Saquarema ha dado forma a lo que la ciudad es hoy. Un factor importante en esta ecuación es el oleaje, obviamente, ya que la posición geográfica favorece la calidad de las olas.

Según los informes, el suceso ocurrió con un mar de 10 pies (equivalente a 3 metros). Los surfistas no llevaban el cordón de seguridad, que se desarrolló fuera del país el año anterior y pocos seguían confiando en este accesorio.

El primer campeonato mundial en la ciudad fue en 1997, válido para la WQS (“segunda división” en la época), en Itaúna. El gran campeón de la prueba fue el cabofriense Víctor Ribas, que hizo historia dos años después en el Circuito Mundial con un tercer puesto en la clasificación final.

En 2002, la ciudad acogió la primera etapa de nivel mundial del WCT, también en Itaúna, ganada por el australiano Taj Burrow. Después, Itaúna acogería tres etapas más de la Copa del Mundo: en 2017, ganada por Adriano de Souza, campeón del mundo de 2015; en 2018, con Filipe Toledo levantando el caneco, hazaña que repitió en 2019.

La información es de Hardcore.